Malditos Bastardos: Gloriosos bastardos
Una chica hace la colada fuera de una casa de campo. Por el camino, un coche se acerca. De él desciende un hombre con uniforme nazi que se dispone a hablar con el padre de la chica y de otras dos. Es el principio de una larga escena que nos va dejar con la sangre helada. El comienzo de “Malditos bastardos”, la nueva película de Quentin Tarantino en la que se adentra en la II Guerra Mundial para contar lo que debió pasar, no lo que sucedió.
Dos horas y media absorbentes, con diálogos brillantes y en muchas ocasiones divertidos, con actores en algún caso sobreactuados pero coherentes para una trama de locura y artificio. Y sobre todo, mucha tensión. Tensión más que acción y tensión más que violencia. Ese Tarantino violento se pone de manifiesto en muy pocos planos de la película, aunque pueda parecer que contiene más de la que hay, ya que es bastante explícita, a base de un trabajo de maquillaje sobresaliente. Pero no, lo que hay es tensión. En la primera secuencia, que ya he citado o en otra gloriosa de la que sólo diré que tiene lugar frente a un postre.
Quentin es un maestro. Puede hacer películas malas, como todo el mundo, caso de “Death Proof.”, con la que además me aburrí casi desde el principio, pero es indudable que cuando tiene una buena historia en su cabeza la sabe plasmar en cuadros que merecen aplausos, en interpretaciones intachables –atención especial a Diane Kruger- y en un dominio narrativo fuera de lo común. Y si necesita varios idiomas para que todo sea más creíble, pues los usa.
En efecto, es película para ver en versión original. Inglés, francés, alemán e italiano se dan la mano para no entenderse muchas veces y escucharla en castellano toda ella resulta ridícula y le quita la gracia al juego de idiomas… o se la da, porque ver las caras de gente que no está comprendiendo lo que sucede a su alrededor cuando se está hablando su mismo idioma queda bastante absurdo.
Tampoco hay que olvidarse de la música, algo que Tarantino domina a la hora de seleccionar. Temas ya compuestos pero desconocidos son su especialidad, sacando a la luz piezas de las que no teníamos conciencia y que resultan ser justo la que tal o cual escena pide. Y de nuevo lo consigue. Ese homenaje musical al spagueti-western o la canción que escuchamos cuando vemos a una de las heroínas de la cinta preparándose para su particular batalla son sencillamente impecables.
No creo que esta película gane nada más allá de unas buenas críticas, si es que las tiene, que parece que se le resisten. Y es que donde yo veo tensión hay quien ve sólo escenas largas e innecesarias y donde a mí me hace falta media hora más muchos quitarían metraje. Pero si alguien recuerda a los bastardos de cara a premios, seguramente será gracias a la labor de Christoph Waltz, el villano de la función, un cazador de judíos que, sin la dureza del Ralph Fiennes de “La lista de Shindler”, también se hace odiar y recordar. Tanto él como el guión bien podrían estar presentes en la noche más famosa del cine. Diez años de trabajo deberían ser recompensados, máxime cuando lo que se ha rodado es tan grande y no sólo en duración.
Silvia García Jerez
Dos horas y media absorbentes, con diálogos brillantes y en muchas ocasiones divertidos, con actores en algún caso sobreactuados pero coherentes para una trama de locura y artificio. Y sobre todo, mucha tensión. Tensión más que acción y tensión más que violencia. Ese Tarantino violento se pone de manifiesto en muy pocos planos de la película, aunque pueda parecer que contiene más de la que hay, ya que es bastante explícita, a base de un trabajo de maquillaje sobresaliente. Pero no, lo que hay es tensión. En la primera secuencia, que ya he citado o en otra gloriosa de la que sólo diré que tiene lugar frente a un postre.
Quentin es un maestro. Puede hacer películas malas, como todo el mundo, caso de “Death Proof.”, con la que además me aburrí casi desde el principio, pero es indudable que cuando tiene una buena historia en su cabeza la sabe plasmar en cuadros que merecen aplausos, en interpretaciones intachables –atención especial a Diane Kruger- y en un dominio narrativo fuera de lo común. Y si necesita varios idiomas para que todo sea más creíble, pues los usa.
En efecto, es película para ver en versión original. Inglés, francés, alemán e italiano se dan la mano para no entenderse muchas veces y escucharla en castellano toda ella resulta ridícula y le quita la gracia al juego de idiomas… o se la da, porque ver las caras de gente que no está comprendiendo lo que sucede a su alrededor cuando se está hablando su mismo idioma queda bastante absurdo.
Tampoco hay que olvidarse de la música, algo que Tarantino domina a la hora de seleccionar. Temas ya compuestos pero desconocidos son su especialidad, sacando a la luz piezas de las que no teníamos conciencia y que resultan ser justo la que tal o cual escena pide. Y de nuevo lo consigue. Ese homenaje musical al spagueti-western o la canción que escuchamos cuando vemos a una de las heroínas de la cinta preparándose para su particular batalla son sencillamente impecables.
No creo que esta película gane nada más allá de unas buenas críticas, si es que las tiene, que parece que se le resisten. Y es que donde yo veo tensión hay quien ve sólo escenas largas e innecesarias y donde a mí me hace falta media hora más muchos quitarían metraje. Pero si alguien recuerda a los bastardos de cara a premios, seguramente será gracias a la labor de Christoph Waltz, el villano de la función, un cazador de judíos que, sin la dureza del Ralph Fiennes de “La lista de Shindler”, también se hace odiar y recordar. Tanto él como el guión bien podrían estar presentes en la noche más famosa del cine. Diez años de trabajo deberían ser recompensados, máxime cuando lo que se ha rodado es tan grande y no sólo en duración.
Silvia García Jerez
Etiquetas: Inglorious Bastards, Quentin Tarantino
3 Comments:
Madre mia que ganas le tengo¡¡¡ Necesito ver todo eso ya.
¿¿¿"dead proof" mala????
A mi "Death Proof" me parecio estupenda, me lo pase pipa, pero soy poco objetivo con Tarantino. Hay gente que se esta quejando de que "se habla mucho" para ser una peli belica y hay que recordar que tan solo "Kill Bill Vol 1" era una peli de acción pura. A Tarntino le gusta que sus personajes hablen. La gente tiene muy mala memoria porque hay que recordar que "Pulp Fiction" es una peli hablada con apenas 5 minutos de acción en mas de dos horas y media y sigue siendo una obra maestra... Si quereis explosiones y no-personajes y no-argumento pues os vais a ver una de Michael Bay y ya esta.
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