martes, octubre 30, 2007

Seminci: huele a cambio


Si señor, hemos estado en la Seminci de Valladolid, festival de clase…¿A?. Y ponemos interrogaciones porque desde hace tres años esto está a punto de perder estrellas como los malos hoteles. Ahora que resurge el fantástico “españó”, la cosa tiene tintes de terror patrio.
Vayamos por partes. Huele a cambio. Porque por un lado aparecen ciclos que algunos consideran impropios o de bajo perfil para un festival que se precie de “serio”, una autentica novedad para una muestra que ha sido paradigma de convocatoria de cinéfilos “sesudos”. Así, siguiendo la corriente inaugurada por Venecia y su homenaje al spaghetti-western (criticado por algunos como Carlos Boyero o Diego Galán), Valladolid reivindica a Alberto Grimaldi, un oportuno/oportunista productor italiano del que Romero Marchent dijo vivía en un cuartucho con olor a sardinas fritas antes de que, gracias a Leone y Corbucci pudiese prosperar con Fellini y Bertolucci y llevarse a Brando a rodar a Italia…
Nada que objetar por nuestra parte a la Seminci en este sentido, reivindicamos los géneros, y por supuesto a un productor que ha encabezado títulos tan memorables como “La muerte tenían un precio” o “El bueno, el feo y el malo”, algunos tan kitchs como “Cara a cara” o “Salario para matar” o, ya dentro del fantastico, la excelente y colectiva “Historias extraordinarias”.
Hasta ahí bien. Pero lo que deja en este caso a Valladolid a la altura de los malos festivales es su desorganización tanto a nivel general como de venta de entradas. Y muy especialmente en cuestión de proyecciones. Los ciclos…en DVD! (sólo falta den los extras del disco) y otras proyecciones, invisibles (véase una del sábado 27, donde tuvieron que devolver al público la entrada ante la imposibilidad de ver la película en condiciones…).
Y es aquí donde también huele a cambio. Visto el nivel en picado del festival desde hace tres años, y que el anterior director y ahora responsable de cinematografía, Fernando Lara, revolotea por la muestra intentando poner orden, huele a que el actual responsable de la Seminci, Juan Carlos Frugone no va a ser eterno en el cargo…Para que luego se diga que en todos los sitios no cuecen habas.
Como curiosidad final, un guiño al fantástico patrio: uno de los ciclos está dedicado a los figurinistas del cine español, con una exposición (“Vestir los sueños”) que no les hace nada de justicia, ya que se trata de una galería de maniquíes encapuchados con los vestidos puestos malamente, así, a modo de pasaje del terror hortera. Pues bien, entre los interesantes figurines expuestos, dos de Gumersindo Andrés para Paul Naschy, uno de ellos de “La venganza de la momia”.
Lo que digo, terror patrio en Valladolid.

Alex Molina

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