Hancock: Película de altos vuelos
¿Qué pasaría si un superhéroe actuara de verdad en una cuidad? Bueno, esa pregunta tiene fácil respuesta, porque tenemos comprobado que las acciones de los superhéroes hacen que las cosas se rompan, los coches sobre todo, pero también las calles, los edificios, los puentes y alguna que otra noria, y si no, recordad la última entrega de “Los 4 Fantásticos” La pregunta ahora sería: ¿qué pasaría si esas acciones reales tuvieran consecuencias reales? Porque hasta ahora siempre hemos visto cómo el trabajo de Superman, Spiderman y el resto de los nombres míticos de la lista era aplaudido por los alucinados y temerosos espectadores que presenciaban las hazañas y cómo, también, los medios de comunicación los encumbraban metafóricamente a las alturas que físicamente acababan de alcanzar. Pero, en la vida real, ¿esos destrozos no molestarían a quienes los sufren, a quienes tienen que pagar luego los daños y a quienes se han llevado el susto?
Eso es precisamente lo que plantea “Hancock”, el último taquillazo de Will Smith. Al menos en Estados Unidos, donde ya se ha estrenado. Pero es de imaginar que en los demás países seguirá recaudando cantidades astronómicas. Y la cinta lo merece. Dirigida por Peter Berg, el artífice de “Very bad things”, es, además de una película divertida, una de las pocas que de verdad puede venderse como familiar, sin que el chiste verde o zafio haga enrojecer a los padres. Pocas veces se ve en un cine una mezcla de comedia –atención a la escena de la cocina-, drama, acción y efectos especiales tan bien llevada y con tantos buenos resultados. Todo está medido y todo funciona. Y para añadir ingredientes, el guión es espléndido. Afortunadamente, por una vez, el trailer no muestra el giro con el que más de uno se va a quedar con la boca abierta.
No es fácil encontrar un título que crítica y público coincidan en alabar. Ejemplos como “Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra” hay al año uno o ninguno. Y puede que “Hancock” sea el de 2008. No cito la película protagonizada por Johnny Depp por casualidad, sino porque fue un raro caso de éxito en todos los frentes. Me refiero a la nominación al Oscar que Depp consiguió por su composición de Jack Sparrow. Yo le hubiera dado a Johnny la estatuilla en lugar de a Sean Penn, pero la Academia no hace eso, bastante fue que reconoció al personaje como uno de los mejores la historia de su cine. Pero no es un género, el fantástico, que pueda colarse en estos premios en categorías que no sean técnicas, y así como en el año en que Penn logró su Oscar la mejor actriz fue Charlize Theron por “Monster” yo le pediría a la Academia que mirase su interpretación de Mary Embrey, aquí, en “Hancock” y se planteara darle de nuevo el premio, que esta vez merece más que nunca o al menos más que entonces. Lo malo es que es que si repararon en el evidente talento del que puede presumir cuando escondió su belleza bajo el maquillaje, al segundo señor dorado lo va a tener increíblemente lejos.
Will Smith también está bien como actor (como chico no hay palabras, aunque una locutora encuentra algunas en un momento de la película con las que coincido plenamente), pero no llega al nivel de “Soy leyenda”, donde estaba más brillante que en sus dos oportunidades de conseguir la estatuilla. Entonces eran dramas. No fallan.
Silvia García Jerez
Eso es precisamente lo que plantea “Hancock”, el último taquillazo de Will Smith. Al menos en Estados Unidos, donde ya se ha estrenado. Pero es de imaginar que en los demás países seguirá recaudando cantidades astronómicas. Y la cinta lo merece. Dirigida por Peter Berg, el artífice de “Very bad things”, es, además de una película divertida, una de las pocas que de verdad puede venderse como familiar, sin que el chiste verde o zafio haga enrojecer a los padres. Pocas veces se ve en un cine una mezcla de comedia –atención a la escena de la cocina-, drama, acción y efectos especiales tan bien llevada y con tantos buenos resultados. Todo está medido y todo funciona. Y para añadir ingredientes, el guión es espléndido. Afortunadamente, por una vez, el trailer no muestra el giro con el que más de uno se va a quedar con la boca abierta.
No es fácil encontrar un título que crítica y público coincidan en alabar. Ejemplos como “Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra” hay al año uno o ninguno. Y puede que “Hancock” sea el de 2008. No cito la película protagonizada por Johnny Depp por casualidad, sino porque fue un raro caso de éxito en todos los frentes. Me refiero a la nominación al Oscar que Depp consiguió por su composición de Jack Sparrow. Yo le hubiera dado a Johnny la estatuilla en lugar de a Sean Penn, pero la Academia no hace eso, bastante fue que reconoció al personaje como uno de los mejores la historia de su cine. Pero no es un género, el fantástico, que pueda colarse en estos premios en categorías que no sean técnicas, y así como en el año en que Penn logró su Oscar la mejor actriz fue Charlize Theron por “Monster” yo le pediría a la Academia que mirase su interpretación de Mary Embrey, aquí, en “Hancock” y se planteara darle de nuevo el premio, que esta vez merece más que nunca o al menos más que entonces. Lo malo es que es que si repararon en el evidente talento del que puede presumir cuando escondió su belleza bajo el maquillaje, al segundo señor dorado lo va a tener increíblemente lejos.
Will Smith también está bien como actor (como chico no hay palabras, aunque una locutora encuentra algunas en un momento de la película con las que coincido plenamente), pero no llega al nivel de “Soy leyenda”, donde estaba más brillante que en sus dos oportunidades de conseguir la estatuilla. Entonces eran dramas. No fallan.
Silvia García Jerez
Etiquetas: Hancock, Peter Berg
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