martes, junio 20, 2006

SHUTTER: TERROR SIN TREGUA


Hace unos años quien esto escribe lo pasó fatal viendo una película ya clásica del género de terror. Se titulaba “The Ring”. Hablo por supuesto de la versión japonesa, la americana daba más risa que otra cosa. Y bastante antes de que fuera carne de saga “Scary movie”. Tras “The Ring” más espíritus llegaban con “La maldición” o “Dark Water”, películas que alimentaron el prestigio de que Asia estaba renovando el género. Las cintas funcionaban. No tanto como “The Ring” a nivel de aceptación incondicional sin reparos a la vista, pero era significativo el hecho de que a cada título que nos llegaba el número de copias en versión doblada empezaban a superar las de versión original. Tanto es así que la semana pasada “Seres extraños”, cinta que el director de la saga “La maldición”, Takashi Shimizu, rodó en el 2004, sólo se estrenó en versión doblada. Habrá que esperar al dvd porque seguro que el doblaje en castellano se inclinará hacia lo horrible. Pero desde luego eso da una idea de cómo está el mercado de lo asiático en nuestro país. O de cómo creen las distribuidoras que lo está. Me explico: el público parece que ya se cansa tanto de la fórmula de chicas con el pelo por delante de la cara caminando o saliendo de bañeras lentamente como de aquellas otras a las que se les ve la cara, maquillada de blanco y con los ojos muy abiertos mirando fijamente a sus víctimas. Eso es poca paciencia, porque cuando se estrenan dos películas americanas con asesino en serie tapado por una máscara o por una sombra el pero que se pone es el de tener que verlas por orden.

Pero ahora se estrena una película que puede y debe devolver al cine asiático el esplendor algo perdido. “Shutter”, primer largo de… ¿de verdad queréis que lo escriba? Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom, tal vez beba de “The Ring” y de “La maldición”, pero lo hace para bien. Incluso para muy bien. Sí, las Polaroid y las fotos de carrete del que había que revelar en cuartos especiales y con líquidos específicos son fundamentales, y el fantasma maquillado de blanco tampoco falta, pero no importa. Por un lado porque no copia sino que crea algo nuevo con esos elementos y por otro porque en esta historia todo eso está justificado, ya que los protagonistas son un joven fotógrafo y su novia, una chica que mientras va conduciendo una noche atropella por accidente a otra, pero en lugar de bajarse del coche para comprobar si está herida o muerta el fotógrafo la anima a que se marchen de allí cuanto antes. Pero no se quedarán con la duda de qué ha ocurrido con ella, porque a partir de entonces la joven accidentada se les va a ir apareciendo en las fotos, por medio de sombras o de forma algo más corpórea. La necesaria investigación desvelará quién es la joven y por qué los persigue, ya que está claro que tiene algo que decirles. Y lo cierto es que la respuesta a estas incógnitas están tan bien resueltas que aunque más de uno resople de cansancio cuando vea una vez más fotos extrañas y muertos maquillados unas y otros le van a merecer la pena, ya que en esta película nada pasa porque sí, todo tiene una relación, la cámara no hace fotos sola por asustar, ni las sombras de la chica aparecen por casualidad en lugares cualquiera de las fotos, ni…

Además no se olvida de que se trata de una película de terror y el ambiente es realmente angustioso todo el metraje. Puede que pase algo o que no, pero no permite que dejes de estar en tensión. De un escenario a otro, sin secuencia de descanso por medio, la historia avanza y te mantiene pegado a la butaca hasta el último momento. Verdaderamente si la película no funciona será por la desgana de muchos potenciales espectadores, no porque su calidad no sea de primera.

Silvia García Jerez
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