viernes, octubre 20, 2006

LA DALIA NEGRA: Otro error de De Palma

No puedo por menos que llorar al leer las lineas que le dedica Silvia a “La Dalia Negra” y San Brian De Palma. Duras palabras para uno de los santos de este vuestro humilde servidor que crecio con maravillas como “El Fantasma del Paraíso” o “El Precio del Poder” y me resisto a creer que la pedazo novela de Ellroy haya salido tan malparada pero…
Si hace unos días hablaba de que el porcentaje de cine americano que no vale la pena ver es equivalente al del español o de otras nacionalidades, ésta cinta de Brian De Palma podría situarse, y en un puesto muy alto, entre las que menos buenos resultados ofrece. De hecho tanto es así que quien esto firma pide ya múltiples nominaciones a los Razzie para esta película pretenciosa y aburrida.
Casi no hace falta que siga escribiendo, porque creo que he dejado bastante clara mi opinión sobre la cinta, pero voy a añadir cosillas. De Palma es uno de esos directores que gozan de un innegable prestigio desde hace décadas, y con razón, todo sea dicho, porque sus trabajos en “Vestida para matar”, “Los Intocables de Elliot Ness” o “Femme Fatale” son ya parte de la historia del cine, pero también tiene malas películas, como “La hoguera de las vanidades” o “Misión a Marte” y a ellas se le puede sumar esta Dalia, que está muy bien realizada a nivel técnico pero que no acierta ni en la intensidad que sí tiene la novela de James Ellroy en la que se basa ni en la tensión que debe mantener al espectador pendiente de cada dato que se le da en la investigación del asesinato de Elizabeth Short, una joven aspirante a actriz que acabó como prostituta antes de que su cuerpo fuera encontrado partido en dos, vaciado y con una sonrisa de payaso dibujada con un cuchillo en su cara. Un crimen real ocurrido en Los Ángeles en 1947 y que aunque nunca se resolvió tanto Ellroy como, claro, De Palma, sí ofrecen un asesino.
El problema de la película es que es tan pretenciosa, o sea, con tanta conciencia de estar creando una obra maestra a cada plano, que olvida que ha de contar una historia de forma que al público le interese, no de forma que sólo le interese a De Palma. Está muy bien no seguir las normas de Hollywood pero hay que hacerlo de manera que resulte apasionante, precisamente porque Hollywood a menudo crea largometrajes que resultan ser cualquier cosa menos apasionantes. Y a esa falta de pasión también contribuyen los actores, un soso Josh Harnett, un correcto, pero poco más, Aaron Eckhart y unas horrorosas Hilary Swank y Scarlett Johansson. Sí, tanto la ganadora de dos Oscar, uno por “Boys don´t cry” y otro por “Million Dollar Baby” como “mujer más sexy del mundo”, quien por cierto, está convertida en la película en un auténtico monumento contra la anorexia, pero además está vestida de forma que más que una glamourosa mujer dé la imagen de una señorona de pueblo de los años en que vivimos, por lo que hasta el gesto tan reconocible entonces de coger la boquilla del cigarro con la mano girada y todos los dedos repartidos sobre ella, a Johanson le quedan fuera de lugar.
La única de todo el reparto que se salva es esa Dalia viva, Mia Kirsner, a la que sólo vemos en imágenes en blanco y negro en las pruebas que realizaba como aspirante a actriz. Está espléndida, convincente y muy por encima de sus compañeros, todos más estrellas que ella.
Pero un acierto o dos (repito que técnicamente la película es magnífica, pero no sólo de buena fotografía vive el buen cine) no sacan adelante un largometraje del que se espera más. Por el género, por el reparto, por la historia, por el autor del libro y, en última -o primera- instancia, por el director. Si una película está bien, se suele alabar en conjunto y si está mal, se señala al director. Así que, según esta regla, ya tenemos a quién apuntar cuando salgamos del cine bostezando de aburrimiento.
Silvia García Jerez

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