TRASTORNO: Copia con personalidad propia

Y con esa introducción no estoy acusando de plagio a los nombres citados, puesto que el homenaje no sólo es claro sino que además está hecho a conciencia, con la intención de averiguar si en España somos capaces de hacer un cine parecido a aquél, cuyo resultado le gustaba tanto a Cámara. ¿Homenaje, entonces? Sí, homenaje y reto, reto del que sale airoso, por cierto. Porque la película es muy eficaz, tiene un argumento ya conocido, por supuesto, pero no por eso deja de tener momentos de angustia y una progresión en los personajes tan creíble como el género lo pide.
Es la historia de un matrimonio joven, compuesto por Jaime y Natalia, Pep Munné y Nimri. Ella está en avanzado estado de gestación y a su casa llega una visita de fin de semana: la hermana de Natalia, Elena, o sea, Ingrid Rubio, con su novio, interpretado por Juan Sanz. Ellos están intentando tener hijos pero no parece que les sea fácil, pero durante la estancia Elena se hace la prueba del embarazo y le da positivo. Y todos están encantados, hasta que Elena pierde al niño... y con él, la razón.
Una casa, por lo tanto, sirve de escenario para toda la acción y ya la francesa “Ellos” nos enseñó recientemente cuán peligrosa y terrorífica puede ser una casa cuando hay una amenaza dentro. Ingrid Rubio, una actriz un tanto limitada, consigue meterle el miedo al espectador y comunicar una demencia progresiva que va envolviendo en violencia toda la parte final de la cinta. Nimri es entonces la sufridora, la pasiva, la que tiene que salvar su vida y la de su hijo y Juan Sanz… si usamos las palabras que el actor utilizó en la rueda de prensa para describir a su personaje diríamos que es “la rubia tonta”. Un triángulo español para una película de terror que merece verse.
Silvia García Jerez
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