martes, julio 21, 2009

No Morire Sola: Explotation con cerebro



Es difícil juzgar una película cuando se ha seguido día a día su evolución, se ha leído el guión mucho antes de ver el producto acabado y se conoce personalmente a los creadores. No creo que haya lugar a la objetividad, ni en este caso ni en ninguno. Siempre somos subjetivos y en este site/pagina/blog mucho mas.

Después de ver cuatro películas de Adrián García Bogliano tengo claro una cosa, no es la gran esperanza del cine de terror argentino, sino una realidad, un maestro que ha lacanzado la madurez en esto de hacer que el espectador lo pase mal con una película. No importa los presupuestos ni los medios con los que trabaje (que por cierto son casi inexistentes) sabe sacar provecho hasta exprimirlos (aunque parte del merito se debe al equipo que han formado la gente Paura Flics) y conseguir una obra personal que parte del cine de terror puro pero que se desparrama en otros subgéneros y en multitud de lenguajes y formas de hacer cine. Aunque su cuarta película No moriré sola no es estrictamente una película de terror. De hecho pertenece a un subgénero mítico que tuvo su esplendor en los 70 y a principios de los 80, el de Violación y Venganza. ¿Porque digo esto? Porque Adrian es un experto en este subgénero y eso se nota a la hora de ver la película. No es la obra de un advenedizo sino de un conocedor del genero, alguien con un profundo respeto por lo que esta tratando, que por cierto es un tema bastante escabroso.

Porque al final de eso trata No moriré sola de una violación, de una violación múltiple para ser mas precisos. Una violación en la que Adrián García Bogliano lejos pasar por encima sutilmente o mostrar en off, se recrea especialmente. Al igual que hacía Gaspar Noé en su magistral Irréversible, Adrian no escatima esfuerzos, ni recursos por ahorrarnos el mal trago. Como espectador asistimos horrorizados a la transgresión a la que son sometidas las cuatro chicas protagonistas. Impotentes al igual que las victimas somos maltratados por el director de la misma forma en que las chicas lo son por sus agresores. Hasta tal punto que lo único que escuchamos es el sonido de nuestra respiración y nuestros latidos (la transmutación del espectador con las chicas es total). Aquí hay que resaltar el gran trabajo de las cuatro actrices, Gimena Blesa, Andrea Duarte, Marisol Tur y Magdalena De Santo que lo dan lieteralmente todo. Aunque hecho en falta un poco mas de protagonismo del personaje interpretado por Rolf García. La violencia es rapida y seca como la de Haneke o la de Kitano. Pero no espereis gratificacion en la venganza. Bogliano retrata esta venganza con igual ferocidad. Como he dicho No moriré sola no es una película de terror pero incomoda al espectador como si lo fuera, y todo a plena luz del día.

Si a las anteriores cintas del enfant terrible del cine argentino se les podía echar algo en cara era su no siempre perfecto acabado formal, este no es el caso. En No moriré sola tanto la imagen como el sonido están tratados de forma magistral. La fotografía quemada y gris da la sensación de estar viendo una de esas pelis de los 80 de las que es deudora. Pero es el sonido el que se lleva la palma, ya que la película es casi muda en cuanto a diálogos (chicos, no hay problema para aquellos que se pierden con el argot Argentino, un servidor incluido), pero esta suplido sobradamente por una banda sonora que da voz a la naturaleza, al viento, al bosque que casi es un personaje mas... da la sensación de que Adrian ha querido hacer un brillante ejercicio de estilo y ha salido airoso. Y esa es casi mi única pega de la película. La consciencia que tiene Bogliano de saber lo que esta haciendo para molestar al espectador le hace caer en un par de planos de esos que duran mucho mas de lo que deben de durar. La otra pega es obvia. No es una película para todo el mundo. ¿Acaso lo es el cine de Noe, Hanake o Kitano (por citar solo unos pocos nombres)?

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