domingo, febrero 21, 2010

AL LÍMITE: adrenalina por una buena causa

!Dejate de joder con Mel¡
Tres cadáveres aparecen de noche flotando en río. Pasamos a un padre que espera la llegada de su hija bajo la lluvia. La chica sale del coche y vomita. El padre la ve y sale corriendo hacia ella. Le hace preguntas mientras conduce a casa. “No, papá, no estoy embarazada”, afirma la joven. Se sirve un bol de cereales y de repente empieza sangrar por la nariz.
Así comienza la nueva película de Mel Gibson como actor en 8 años. “Al límite” se titula. Y al límite está. Se lo ha pensado bien Gibson para volver a situarse delante de las cámaras después de demostrar que es mejor director que intérprete gracias sobre todo a su obra maestra “Apocalypto”. Y para su vuelta al oficio que lo hizo mundialmente conocido ha elegido la adaptación de una mini serie bastante desconocida y con bastante prestigio. Al menos por estos lares. Y después de ver la película dan ganas de acercarse al material que la originó, afirmación que hago sin ningún ánimo de ofender: si la mini serie está tan bien como la película valdrá la pena echarle un vistazo.
La dirige Martin Campbell, un señor que a mi no me convence. Si cine suele no apetecerme o directamente aburrirme, pero tengo que reconocer que en esta ocasión ha dado en el clavo. No hay un segundo de respiro, siempre está pasando algo, siempre estamos al límite viendo “Al límite”. Promete lo que da, sin duda. Tampoco inventa nada nuevo, así que, como siempre, no gustará a todos, pero es un muy digno ejercicio de entretenimiento. Y de denuncia, de paso. Por supuesto, no diré de qué.
Añadir que Mel Gibson está extraordinario como el padre la niña que vomita y sangra. Sólo hay que atender al momento en que al intentar hablar con compañeros policías se le pierde la mirada. Por una vez, y no sabemos si servirá de precedente,, está tan bien como Danny Huston o Ray Winstone. Eso dice mucho tanto de quien ha aprendido a trabajar con actores como de quien no consiguió que Daniel Craig fuera James Bond en un solo fotograma.
No quisiera terminar mi alabanzas a la película sin señalar los grandes momentos violentos que contiene. Son pocos, están bien hechos, vienen a cuento y denotan un interés por tomarse en serio el tema que aborda. Sin miramientos. No hay que tenerlos. Hay que hacer una buena película y utilizar todos los ingredientes que se necesitan para ello. Y a ésta no le falta ni le sobra nada.

Silvia García Jerez
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