lunes, octubre 23, 2006

Infiltrados: Cuando el cielo es el infierno


“Cuando estás frente a una pistola cargada, ¿cuál es la diferencia?” Jack Nicholson, o lo que es lo mismo, el jefe de la mafia Frank Costello, habla en el prólogo de “Infiltrados” de qué es mejor, si un policía o un criminal. Desde “Uno de los nuestros” Martin Scorsese no había hecho una cinta tan redonda sobre el mundo de los gángsters. Hace años estrenó “Gangs of New York”, película fallida sobre todo debido a que los hermanos Wenstein en Miramax se la hicieron cortar por demasiado larga y ni a Martin le gustó el resultado pese a que era bastante decente, ya que, entre otras cosas, en manos de cualquier otro no se hubiera entendido ni la mitad. Y ahora, después de acometer su último gran proyecto, “El aviador”, estrena una de sus mejores obras. Remake de la cinta de Hong Kong “Infernal Affairs”, el director le imprime su carácter hasta el punto de que no cabe duda de que la ha firmado él y hasta el punto también de que resulta difícil creer que se trata de un remake de un título rodado en el otro extremo del mundo. La historia que cuentan ambas películas, claro está, es la misma: la de dos hombre infiltrados cada uno en el lugar que no le corresponde, uno en la policía de Boston y el otro en la mafia irlandesa. Ambos tendrán que descubrir quién es el impostor para que no le descubran a él.
Una vez más, y ya van tres desde “Gangs of New York” Scorsese trabaja c
on su actor fetiche, que ha dejado de ser el imponente Robert De Niro y ahora es Leonardo DiCaprio, que de imponente tiene más bien poco, pero que hay que reconocer que en “Infiltrados” su nivel de interpretación está a la altura de lo que le pide el personaje. Pero no es el único que lo hace bien, ya que Matt Damon está también brillante, así como Martin Sheen, que además tiene una de las escenas más inolvidables de la película. Menciones aparte merecen Jack Nicholson, espléndido cuando no le da por hacer tonterías en un cine porno o cantando una canción, y sobre todo un desconocido Mark Wahlberg, que demuestra que en manos de un buen director es capaz de sacar al actor que lleva dentro.
Hasta aquí todo son alabanzas y si alguien se pregunta que si ahora vienen los peros, pues que sepa que esta película no los tiene. Al menos yo no se los he encontrado. Me parece redonda de principio a fin. Tiene unos diálogos asombrosos, una dirección poderosa en la que Scorsese se permite el lujo de hacer homenajes a clásicos como “Psicosis” o “El tercer hombre” sin que le importe nada más que el homenaje en sí, es decir, no lo usa para otra cosa que para recordar esas películas en momentos en que a la historia te trae esas cintas a la memoria, y una trama que te absorbe de tal manera que te lleva por donde quiere sin que tú sepas cuál va a ser el próximo movimiento.
Sin duda “Infiltrados” será otro de esos títulos de referencia en la filmografía de Martin Scorsese, en la que no sólo encontramos este género, sino que los ha tocado casi todos y generalmente con resultados impresionantes: drama –La edad de la inocencia”-, comedia –“¡Jo, qué noche!”, biopics –“Toro salvaje” y “Kundun”, musicales –“New York, New York”- Es uno de los grandes porque sus películas son grandes y porque él también lo es como persona. Alan Alda afirma en los extras de “El aviador” que Martin felicita personalmente no sólo a los protagonistas que han hecho bien el plano, también a los extras que están fuera de él, porque unos y otros han contribuido a que el conjunto quede como luego lo vemos. A ver qué cuentan en los extras de “Infiltrados” los afortunados actores que han trabajado con él. A tenor de cómo ha quedado el resultado ya tengo ganas de tener la película en casa.

Silvia García Jerez
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