Requiem (El Exorcismo de Micaela): Premio inmerecido
¿Os suena “Reservoir Dogs”? A alguno seguro que sí. Fue la cinta con la que se dio a conocer Quentin Tarantino, un tío muy válido como director de cine pero para mi gusto excesivamente encumbrado a los altares de los genios de la historia. No es que no me parezca un genio, pero si lo comparamos con otros de extensas carreras que a Tarantino le hayan dedicado hasta libros se me antoja un poco desproporcionado. Pero, como digo, el chico vale y ya desde su primera película lo demostró.
“Reservoir Dogs” dejó a más de uno con la boca abierta. A mí en concreto pegada a la butaca. Recuerdo que al acabar, en el madrileño cine Alphaville, recién estrenada, la gente se levantó según aparecían los títulos de crédito para irse y yo no me veía con fuerzas para imitarlos. Había asistido a la proyección de una película grandiosa y mi mente aún estaba escuchando a los chicos que se identificaban por medio de colores. Posiblemente lo mismo les sucediera a los componentes del jurado de Sitges que tuvieron que compararla con decenas de cintas que aspiraban al premio gordo y por eso la ganadora fue la ópera prima de Quentin. Un reconocimiento merecido, aunque más de uno se preguntó que qué tenía de fantástica. Lo era de por sí, pero no dejaba de ser cierto que no se acercaba mucho al género, salvo por un par de pinzas de las que igualmente se podría colgar a películas de Steven Seagal –por ponerme extremista- y no por eso eran seleccionadas para competir tan prestigioso festival.
Todo este prólogo a qué viene, os estaréis preguntando. Pues bien, viene a que se acaba de estrenar la última película ganadora del festival de Sitges, y a que la misma, titulada “Réquiem (El exorcismo de Micaela)” tiene más bien poco de largometraje de terror. Para no engañar a nadie tenéis que saber que el exorcismo del título se limita a un par de cartelitos al final de la cinta a lo “Y Pepe y Lola se marcharon de vacaciones a Mallorca y allí se establecieron en el negocio inmobiliario y no volvieron a su barrio de Barcelona hasta que las lluvias amenazaron con hacer desaparecer su casa de la playa.” No, no se detiene en el exorcismo, sino que se acerca más a lo que Micaela tuvo que pasar en el proceso de que los demonios se hicieran con su cuerpo. Sí, es una historia real.
Ahora más de uno descartará la posibilidad de verla y en cierto modo no hará algo equivocado, porque no es como la película de Tarantino, que apasionaba desde un inicio que no hacía pensar que esos tipos vestidos con traje fueran, después de comer, a realizar el robo más famoso y menos visto de la historia del cine. Y el espectador que elija no ver “Réquiem” –su título original y menos engañoso- no hará mal porque pese a que desde ya sepa que no va a ver al padre Karras frente a la niña obscena por orden diabólica, sí que es verdad que no es una película apasionante, sino que se inclina hacia el aburrimiento en muchos momentos, sobre todo aquellos de la discoteca, que nada aportan a la cinta.
Sí tiene algo bueno, y es el hecho de que el director trata de hacerla lo más realista posible y no vemos a la joven echando espuma por la boca ni bajando unas escaleras mientras hace el pino puente, sino que es una interiorización de esa posesión. La chica, Sandra Hüller –premio a la mejor actriz en Sitges. Seguro que había alguien que lo merecía más- pasa por el proceso de forma que nosotros casi no lo notamos. Ella no puede concentrarse porque oye voces, voces que a nosotros no nos llegan. No puede tocar el rosario y poco más. Su calvario es personal e incluso a su familia o a su novio, nuestros oídos, poco o nada les cuenta para no preocuparlos… hasta que para ella se hace difícil seguir comportándose con normalidad. Los médicos no saben qué tiene y a la iglesia no le hace mucha gracia escucharla y menos ayudarla. Se encuentra sola. Sola pero con mucha compañía en su interior. Una narrativa loable pero un tanto pesada para no asistir más que a la primera parte de un proceso que hemos visto completado, con más o menos acierto, en otras películas. Por lo tanto, un premio, que a diferencia del de Tarantino, no me parece merecido.
Silvia García Jerez
“Reservoir Dogs” dejó a más de uno con la boca abierta. A mí en concreto pegada a la butaca. Recuerdo que al acabar, en el madrileño cine Alphaville, recién estrenada, la gente se levantó según aparecían los títulos de crédito para irse y yo no me veía con fuerzas para imitarlos. Había asistido a la proyección de una película grandiosa y mi mente aún estaba escuchando a los chicos que se identificaban por medio de colores. Posiblemente lo mismo les sucediera a los componentes del jurado de Sitges que tuvieron que compararla con decenas de cintas que aspiraban al premio gordo y por eso la ganadora fue la ópera prima de Quentin. Un reconocimiento merecido, aunque más de uno se preguntó que qué tenía de fantástica. Lo era de por sí, pero no dejaba de ser cierto que no se acercaba mucho al género, salvo por un par de pinzas de las que igualmente se podría colgar a películas de Steven Seagal –por ponerme extremista- y no por eso eran seleccionadas para competir tan prestigioso festival.
Todo este prólogo a qué viene, os estaréis preguntando. Pues bien, viene a que se acaba de estrenar la última película ganadora del festival de Sitges, y a que la misma, titulada “Réquiem (El exorcismo de Micaela)” tiene más bien poco de largometraje de terror. Para no engañar a nadie tenéis que saber que el exorcismo del título se limita a un par de cartelitos al final de la cinta a lo “Y Pepe y Lola se marcharon de vacaciones a Mallorca y allí se establecieron en el negocio inmobiliario y no volvieron a su barrio de Barcelona hasta que las lluvias amenazaron con hacer desaparecer su casa de la playa.” No, no se detiene en el exorcismo, sino que se acerca más a lo que Micaela tuvo que pasar en el proceso de que los demonios se hicieran con su cuerpo. Sí, es una historia real.
Ahora más de uno descartará la posibilidad de verla y en cierto modo no hará algo equivocado, porque no es como la película de Tarantino, que apasionaba desde un inicio que no hacía pensar que esos tipos vestidos con traje fueran, después de comer, a realizar el robo más famoso y menos visto de la historia del cine. Y el espectador que elija no ver “Réquiem” –su título original y menos engañoso- no hará mal porque pese a que desde ya sepa que no va a ver al padre Karras frente a la niña obscena por orden diabólica, sí que es verdad que no es una película apasionante, sino que se inclina hacia el aburrimiento en muchos momentos, sobre todo aquellos de la discoteca, que nada aportan a la cinta.
Sí tiene algo bueno, y es el hecho de que el director trata de hacerla lo más realista posible y no vemos a la joven echando espuma por la boca ni bajando unas escaleras mientras hace el pino puente, sino que es una interiorización de esa posesión. La chica, Sandra Hüller –premio a la mejor actriz en Sitges. Seguro que había alguien que lo merecía más- pasa por el proceso de forma que nosotros casi no lo notamos. Ella no puede concentrarse porque oye voces, voces que a nosotros no nos llegan. No puede tocar el rosario y poco más. Su calvario es personal e incluso a su familia o a su novio, nuestros oídos, poco o nada les cuenta para no preocuparlos… hasta que para ella se hace difícil seguir comportándose con normalidad. Los médicos no saben qué tiene y a la iglesia no le hace mucha gracia escucharla y menos ayudarla. Se encuentra sola. Sola pero con mucha compañía en su interior. Una narrativa loable pero un tanto pesada para no asistir más que a la primera parte de un proceso que hemos visto completado, con más o menos acierto, en otras películas. Por lo tanto, un premio, que a diferencia del de Tarantino, no me parece merecido.
Silvia García Jerez
4 Comments:
Los de Sitges probablemente llevan 14 años dando el primer premio a peliculas muy inferiores a "Reservoir Dogs" pero, ¿quien puede culparlos? El supuesto "RD" de este año era la alabadisima "Brick", una peli mucho mas pretenciosa, fallida y mediocre que este "Requiem". Si, resulta un poco triste que premien esta peli: buena, pero seguramente la mas "dogmatica" y menos fantastica de las que competian... En Sitges siguen aspirando a ser un festival internacional prestigioso y clase A. Resulta sorprendente que no se den cuenta de que eso nunca llegara a ocurrir.
No estoy de acuerdo con que Sitges no premia desde hace muchos años una película tan buena como la de Tarantino. Sin ir más lejos el año pasado "Hard Candy" fue la ganadora y no puedo decir muchas cosas malas de ella. Tal vez no haya sido alabada de forma tan unánime como "Reservoir dogs", pero sí creo que ha gustado en general y eso ya es más de lo que, supongo, "Requiem" logrará.
Termine la lista, pues. ¿Cuantas pelis realmente buenas han premiado en Sitges en la ultima decada? Coincidimos con "Hard Candy", buena pelicula, pero aun asi a años luz de RD. No es cuestion de publicidad, "Reservoir" se mantiene como un clasico absoluto 14 años despues. Sus meritos son fuertes e innegables. Peliculas que estuvieran de moda en los 90 hubo muchas ("El fugitivo" o "12 Monos") pero ¿quien las recuerda y las defiende ahora?
Añadire una más: "Cube", bien cierto que su director no ha vuelto a hacer nada más interesante. Igualmente que un Festival tenga la suerte de descubrir una peli como "Reservoir Dogs" pasa muy poco, entre otras razones pq no hay muchas como esa, por desgracia.
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