miércoles, febrero 06, 2008

No es Pais para Viejos: Sabor tejano


No soy precisamente una fan incondicional de los Hermanos Coen. Puede que esto no quede bien decirlo, pero no todo lo que han hecho me gusta. “Crueldad intolerable” me parece bastante por debajo del nivel de quienes fueron capaces de regalarnos “Muerte entre las flores”.”El hombre que nunca estuvo allí” tiene un comienzo muy brillante pero una segunda mitad que los propios hermanos tenían que haber revisado y “Barton Fink”, la dejé a la mitad cuando veíamos películas grabadas de canales de pago. Sólo por “Arizona baby” o la protagonizada por Gabriel Byrne y Albert Finney merecen el lugar de privilegio en el que llevan años instalados.
¿Sólo? Bueno, no sólo esas. Su último trabajo, “No es país para viejos” está a la altura de tales clásicos. Si no a más. Lograr adaptar la novela de Corcac McCarthy del mismo título es complicado. De hecho, adaptar una novela de ese autor es complicado. Billy Bob Thornton no lo consiguió cuando abordó “Todos los caballos bellos”, y es que McCarthy escribe una prosa tranquila en cuando a la acción, al tiempo en el que se desarrollan los acontecimientos, unos diálogos cortos, contundentes. Y unas frases, en definitiva, a las que no estamos acostumbrados como lectores. Es por eso que cuesta entrar en su universo, acostumbrarse a sus situaciones, a sus conversaciones extrañas pero lógicas. Y es por eso que no se puede adaptar al cine de una forma convencional. Y los Hermanos Coen se han adaptado a McCarthy, no a los espectadores. Por eso lo han hecho bien y por eso mismo la cinta no tendrá muchos admiradores.
Pero es cine en toda su plenitud. Y cine de terror, de tensión. De violencia también. Aunque por encima de todo lo que es un western. Un western ambientado en la frontera de México con dos millones de dólares como el objeto de deseo de unos cuantos personajes, unos que huyen y otros que persiguen. Todos ellos excelentes actores en interpretaciones en estado de gracia. Josh Brolin, el hombre que encuentra el maletín. Tommy Lee Jones, el sheriff maduro y desencantado que envejece a cada paso que da Javier Bardem, el asesino implacable en busca del dinero, que corre por delante de él. Tres grandes nombres para darle tensión a una cinta prodigiosa, llena de sabiduría en cada plano. Y es que los Hermanos demuestran un dominio del oficio fuera de lo común. Y para muestra un botón: ese Tommy Lee Jones en el escenario de uno de los crímenes. Sólo los maestros dirigen así.
Eso sí, desde aquí recomiendo que en la medida de lo posible veáis la película en su versión original. Es la única forma de apreciar a Javier Bardem en lo que vale, en una de las interpretaciones más colosales de su carrera. No sólo da miedo verle los pies cuando entra en escena. También es escalofriante escucharlo jugándose a cara o cruz la vida de un hombre en una gasolinera.
Es una película redonda. Final incluido aunque no sea convencional. Porque tampoco es cine convencional. No para hoy en día. El cine de los 70 no se lleva y por eso hay a quien “American gansgter” no le convence. Si Ridley Scott no lo hace, los Hermanos, mucho menos. Y ya digo, estamos, tal vez, ante lo mejor de su filmografía.


Silvia García Jerez

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