lunes, septiembre 29, 2008

Death Race: Videojuego sin mandos


En 1975 un casi debutante Sylvester Stallone intervenía en una cinta titulada “Death Race 2000”, película que no vi y de la que sólo tengo la referencia de su moderna revisión, con el protagonista de los “transporters”, un Jason Statham tan inexpresivo como acostumbra pero de mejor ver que muchos de los héroes de acción que nos suele ofrecer el cine, Sylvester Stallone incluido.
La historia que cuenta la película es bien simple: debido a un asesinato que no ha cometido el personaje de Jason se ve metido entre rejas y la directora de la prisión le obliga a participar en la carrera de la muerte, un programa líder de audiencia que tiene como protagonistas a los reclusos más peligrosos. Sólo su participación puede librarlo de su estancia entre los barrotes y su misión en concreto es suplantar al último Frankenstein, un supuesto corredor tan desfigurado por los accidentes que ha de llevar máscara. Eso permite a cualquiera que demuestre condiciones para celebrar una carrera feroz convertirse en Frankenstein y acceder a la libertad que se encuentra tras la línea de meta. Pero nuestro nuevo Frankenstein tiene planes más allá de ganar la carrera…


Tal vez yo lo cuente mejor que el guionista, que es el mismo que el director y que a su vez fue el responsable de “Resident Evil”. Aquella me gustó. Esta no. Porque todo lo dicho no es más que una excusa para llevar a la pantalla grande, con más descaro que las películas de la mismísima Lara Croft, las pequeñas de las que se compone un videojuego, con la desventaja de que el espectador no puede, como sí hace “la realizadora” Joan Allen, directora de la prisión, elegir a qué personaje sigues en cada momento. Y lo cierto es que si pudiéramos elegirlas también nos daría igual, tal es el grado de escasa sustancia que contiene la película.

Silvia García Jerez

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2 Comments:

Blogger Jimmy Jazz said...

Aunque parezca mentira (me pongo colorada cuando me miras) en la locura original de Paul Bartel, Sylvester Stallone era el malo y el heroe era nada menos que David Carradine. Supongo que poco queda de aquella en esta.

4:08 p. m., septiembre 29, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una pelicula de acción. Lo que me parece absolutamente magistral de la misma es que no pretende dar más de lo que realmente da, ni de pretenciosa, ni de bohemia.
Es una película de coches, armas, mujeres impresionantes y un prota cachas inexpresivo....¿Qué mas pedimos?. Da lo justo al espectador sin esperar nada a cambio. Un autentico acierto. Obviamente, el guión, la fotografía, la producción ni cuentan para este tipo de películas. Palomitas, aplausos, tiros y coches....¿quien da más?

Un friki

9:32 a. m., octubre 24, 2008  

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