miércoles, octubre 25, 2006

36 Pasos: Caramelo envenenado


No os dejeis engañar por esas fotos de las hermosísimas chicas protagonistas de “36 Pasos”. No os dejéis engañar por esos bonitos carteles promociónales de la película. Ni por las declaraciones de sus creadores acerca de que “36 Pasos” es una comedia negra. Desconfiad de los envoltorios de colorines de “36 Pasos” porque en el fondo, en su corazón es una película de terror de las buenas. De esas que hacen que te pongas nervioso y tengas que mirar a otro lado para evitar la pantalla. Es cierto que también hay comedia en “36 Pasos” y mucho suspense pero más de uno y de una lo va a pasar mal viéndola. Y eso es bueno.
La cosa parece muy simple e inocente en principio: Seis guapas chicas organizan una fiesta sorpresa de cumpleaños a una invitada ausente. Todas en bikini, bajo un sol caliente y en una finca-quinta muy grande con piscina-pileta, campo de tenis y todas las papeletas para pasarlo muy bien. Como ya he dicho antes, desconfiad. Nada es lo que parece. La diversión se torna en tragedia y de pronto todo va hacia atrás y empezamos a entender un poquito más lo que esta sucediendo en uno de esos momentos de gran CINE con mayúsculas. Uno de esos momentos en los que uno se tiene que quitar el sombrero. Es el momento en que Bogliano va más allá de los típicos códigos del cine de terror y se adentra en los del cine de autor, en el cine independiente y sin ningún tipo de complejo se atreve hasta con la animación. Todo para crear una obra que es capaz de desafiar al espectador a cada minuto, de jugar con él. Muy lejos de la estructura lineal y efectiva de “Habitaciones para Turistas”, los hermanos García Bogliano hacen de la historia un puzzle del que vamos uniendo piezas con cada nuevo dato que se nos va dando. Como en una novela de Agatha Christie (y esta referencia no es gratuita). Y todo presentado con un bonito envoltorio como un caramelo envenenado, que de vez en cuando deja ver el interior. Un interior muy oscuro y nada apetecible.
Adrián García Bogliano y su equipo de Paura Flics han conseguido con este su tercer largometraje, su película más ambiciosa y más madura. En todos los sentidos. Partiendo de un guión que comparte algunos elementos en común con el de "Habitaciones para turistas" (Varias chicas amenazadas y aisladas en una localización) Adrián y Ramiro García Bogliano articulan una historia mucho más compleja y con más ramificaciones, sazonada con mucho humor (negro, claro). En lo que a producción se refiere el salto cuantitativo y cualitativo es enorme (escenas como la de animación o la de la recepción en el hotel me dejaron alucinado). Y por supuesto están las chicas. Unas chicas que están lejos de ser las pobres victimas que huyen despavoridas del asesino de turno, dispuestas a convertirse en carne picada. No amigos, aquí no. En esta ocasión la relación entre las chicas esta mucho más trabajada y cada una tiene una personalidad completamente definida, lo que hace aún más difícil el visionado ya que las vemos como personas no como trozos de carne. Mis favoritas son Melisa Fernandez (impresionante el papel de perraca que hace y que merece premiarse urgentemente), Noelia Balbo (que lleva el peso de la pelí) e Ines Sbarra (en su breve pero intenso papel). Aunque es difícil no fijarse en bellezas como Ariana Marchioni, Andrea Duarte y Priscila Rauto, impresionantes todas ellas en la que es su primera película ¡¡Que gran labor de casting¡¡.
Y en lo que respecta al trabajo del director poco se puede añadir. Se ha librado de algunos de los tics que adolecía “Habitaciones” y ha buscado un lenguaje y un estilo más cercano al de “Grite una Noche” depurándolo hasta hacerlo propio con un resultado magnifico.
Si tenéis ocasión de saborear este dulce, no dudeis y dadle un buen mordisco aunque luego os pique un poco la garganta, merecerá la pena.

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