Reflejos: Terror eficaz
No soy yo de las que las películas de miedo le dan miedo. Más bien suelen provocarme risa. O indiferencia. La sensación de estar perdiendo el tiempo viendo algo que respecta las convenciones del género y que sabes cuándo va a asustarte, porque todos sabemos que en el pasillo no hay nada y que cuando quien sea llegue a la habitación la puerta se va a cerrar con un sonoro golpe… Eso tan manido a muchos les sigue funcionando pero a mi me aburre. Por eso cuando llegó hace años una película japonesa titulada “The ring”, que no seguía las líneas narrativas occidentales, logró que me sintiera incómoda en la butaca del cine donde la veía y que aún se la tenga guardada a su director.
Pero en el fondo eso es lo que quiero. Al menos yo. Porque en general, al público, si le propones ver una cinta que de verdad dé miedo no quiere ir, porque lo da. Es incomprensible que la mayoría diga lo mucho que le gustan estas pelis pero que antes una realmente buena se acobarden y pasen. Entonces no les recomiendo que vean “Reflejos”, porque a lo mejor no es la más grande cinta de terror jamás rodada, pero como tal funciona mucho mejor que la mayoría. Y es que, no en vano, hablamos de un remake de otra película asiática.
En líneas generales trata de un hombre que comienza a trabajar como vigilante nocturno de un edificio abandonado desde que hace cinco años lo destruyera un enorme incendio y nadie lo haya querido restaurar. En sí misma es una premisa ridícula. ¿Un vigilante nocturno en un sitio abandonado? Pues te lo crees. Te parece de lo más normal. Los ruidos, los gritos, las huellas de las manos en los espejos… nada sugiere que el personaje de Kiefer Sutherland esté trabajando en un sitio acogedor. Pero todo es soportable hasta que esos contactos con los fallecidos en el incendio empiezan a tener manifestaciones fuera del edificio y en la gente que rodea al vigilante.
Alexandre Aja es un realizador muy conocido del género y venerado por muchos aficionados. Su remake de “Las colinas tienen ojos” se sigue recordando como un hito y aunque a mi no me emocione ni la salude como gran película porque de hecho me pareció una más, sí es cierto que por ésta le doy una nota más que aceptable. La atmósfera que le otorga al edificio, la poca tregua que le da al terror en la primera parte de la cinta, el desasosiego que transmite con la familia reflejada en los espejos son muestras de que Aja sabe lo que hace y cómo lograr que no quieras volver a lavarte los dientes.
La segunda parte de la película, lo que es la investigación propiamente dicha… ¿de qué? Ya lo veréis. Pues esa segunda parte ya es más habitual, y ahí es donde Aja pierde un poco el pulso. Se adentra ya en terrenos donde otras pisaron antes y le quita puntos a un ejercicio que pese a todo resulta brillante y poco recomendable para aquellos a los que no les gusten, de verdad, las emociones fuertes.
Silvia García Jerez
Pero en el fondo eso es lo que quiero. Al menos yo. Porque en general, al público, si le propones ver una cinta que de verdad dé miedo no quiere ir, porque lo da. Es incomprensible que la mayoría diga lo mucho que le gustan estas pelis pero que antes una realmente buena se acobarden y pasen. Entonces no les recomiendo que vean “Reflejos”, porque a lo mejor no es la más grande cinta de terror jamás rodada, pero como tal funciona mucho mejor que la mayoría. Y es que, no en vano, hablamos de un remake de otra película asiática.
En líneas generales trata de un hombre que comienza a trabajar como vigilante nocturno de un edificio abandonado desde que hace cinco años lo destruyera un enorme incendio y nadie lo haya querido restaurar. En sí misma es una premisa ridícula. ¿Un vigilante nocturno en un sitio abandonado? Pues te lo crees. Te parece de lo más normal. Los ruidos, los gritos, las huellas de las manos en los espejos… nada sugiere que el personaje de Kiefer Sutherland esté trabajando en un sitio acogedor. Pero todo es soportable hasta que esos contactos con los fallecidos en el incendio empiezan a tener manifestaciones fuera del edificio y en la gente que rodea al vigilante.
Alexandre Aja es un realizador muy conocido del género y venerado por muchos aficionados. Su remake de “Las colinas tienen ojos” se sigue recordando como un hito y aunque a mi no me emocione ni la salude como gran película porque de hecho me pareció una más, sí es cierto que por ésta le doy una nota más que aceptable. La atmósfera que le otorga al edificio, la poca tregua que le da al terror en la primera parte de la cinta, el desasosiego que transmite con la familia reflejada en los espejos son muestras de que Aja sabe lo que hace y cómo lograr que no quieras volver a lavarte los dientes.
La segunda parte de la película, lo que es la investigación propiamente dicha… ¿de qué? Ya lo veréis. Pues esa segunda parte ya es más habitual, y ahí es donde Aja pierde un poco el pulso. Se adentra ya en terrenos donde otras pisaron antes y le quita puntos a un ejercicio que pese a todo resulta brillante y poco recomendable para aquellos a los que no les gusten, de verdad, las emociones fuertes.
Silvia García Jerez
Etiquetas: Alexandre Aje, Reflejos
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