martes, marzo 23, 2010

El Escritor: Distancias cortas


No pienso a hacer ni una alusión a la situación personal actual de Roman Polanski (ups). Solo voy a centrarme en su peli. En su última y brillante peli.
Hace poco menos de un par de años se anuncio que el nuevo proyecto de Polanski sería una película basada en “Pompeya” la novela de Robert Harris. El proyecto era un ambicioso europuding que recordaba a aquel peplum de Leone “Los Últimos días de Pompeya” pero con un aire de coartada intelectual. Incluso se llego a hablar de Scarlett Johanson para protagonizarla y que gran parte del rodaje se llevaría a cabo en España. Más concretamente en la Ciudad de la Luz, Alicante. Finalmente todo quedo en agua de borrajas. Pero debieron hacer buenas migas el señor Polanski y el señor Harris porque rápidamente se anuncio un nuevo proyecto. La adaptación por parte de Roman Polanski de otra novela de Robert Harris; “The Ghost Writer”, que más o menos podríamos traducir por “el negro”*. Una novela de política ficción en la que un sosias de Tony Blair encarga a un escritor que sea su negro a la hora de escribir sus memorias.
Este es el material del que parte el cineasta polaco para ofrecernos una de sus pelis más entretenidas de los últimos años. Alejado de la seriedad de “El Pianista” y de la nimiedad de “Oliver Twist” y demostrando que Polanski es un maestro cuando se maneja en las distancias cortas (como las colonias). Al igual que en sus mejores películas “Repulsión”, “La semilla del diablo”, “Chinatown” o “El quimérico inquilino ”, “El Escritor” se trata de un thriller casi minimalista. Sin grandes ni espectaculares escenas de acción o de suspense pero con grandes personajes y atmósferas opresivas que hacen que se disfrute plenamente de la peli. No importa de que lado estemos políticamente hablando y de si la intervención norteamericana y británica fue correcta (que no lo fue). No es eso lo que esta detrás de la película sino los mecanismos de la manipulación a todos los niveles. Tanto el como se manipula a una persona cercana como a una nación. En esto hay que dar parte del crédito a Ewan McGregor que se sale en su papel de escritor cínico y mordaz que despierta no solo la simpatía sino alguna que otra sonrisa en el espectador. Porque “El Escritor” no es para nada una comedia pero si tiene cierto humor británico ideal para el asunto que se esta tratando. Y Polanski la rueda con una “ligereza” digna del mejor Hitchcock. Esa escena en la que Ewan McGregor prueba ante sus editores que él es el perfecto “negro” para el puesto es digna de cualquiera de las más divertidas secuencias del duo Cary Grant/Alfred Hitchcock.
Sin reventar nada diré que sin mostrar a penas ni un solo asesinato en pantalla. La cinta arranca con el hallazgo del cadáver del anterior “negro” del primer ministro británico, en lo que es un aparente suicidio. Y a partir de ahí Polanski construye una trama en la que apenas unos pocos personajes y una casa apartada del mundanal ruido son material suficiente para tenernos en tensión. Es cierto que hay algún giro tramposillo (ese GPS) pero se lo perdonamos de buen gusto.


*Dicese de todo aquel escritor que sin firmar el libro, guión u obra de teatro es realmente su autor. Y es remunerado por ello a condición de que quede en el anonimato.

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