Hacia bastante tiempo que no veía una peli de este tipo que tanto éxito tuvieron en los 70 (“
El Exorcista”, “
La Profecia”) del subgenero llamado “Terror Cristiano” aquellas películas en las que el mal esta encarnada por el demonio cristiano y tan solo con la fe será capaz de ser vencido. No es que nos hayan faltado demonios o espiritus malignos este año: desde la reinvención del “terror judio” a través de la cabala que hacia la espantosa “
La Semilla del Mal” a la pagana aproximación del demonio tradicional en la divertidísima “
Arrastrame al Infierno”. Pero en ellas no se da la vivencia religiosa de igual modo que lo hace en “
Exorcismo en Connecticut”, como ya digo al viejo estilo de los 70, con su cura exorcista, su “basado en hechos reales” y demás.
Quizas la película de
Peter Cornwell se queda a medio camino de las dos cintas anteriormente citadas. Ni es tan mala y aburrida como “
La Semilla del Mal” ni tan refrescante y divertida como “
Arrastrame al Infierno”. De ello tienen gran culpa/merito los guionistas de “
Exorcismo en Connecticut”, dos viejos veteranos en esto del terror como son
Adam Simon y
Tim Metcalfe, que juntos o por separado llevan un buen numero de pelis de terror a sus espaldas a lo largo de dos decadas y esa veterania se aprecia en el guión. Ya que prácticamente es un compendio de todo lo que ha funcionado en el cine de terror sobrenatural y casas encantadas de los ultimos años. Sin buscar demasiado podemos encontrar un paralelismo con “
Terror en Amytiville” (1979), ambas basadas en historias reales de la América profunda en la que una familia asegura haber vivido en una casa encantada. De hecho los mismos investigadores que estudiaron el caso de Amityville tambien llegaron a investigar este caso en la vida real.
Si hablamos de casas encantadas y espiritus es difícil que no nos venga como referente “
Poltergeist” (1982), a los realizadores tambien y se nota en varias secuencias. Tambien hay un parecido con la estupenda “
El Exorcismo de Emily Rose” (2005) con la que comparte esa dualidad de estar basada en hechos reales, pero dar la opción (la fe) al espectador de si lo que esta pasando es real o fruto de la imaginación de los protagonistas (ambos con una enfermedad muy seria que puede producir alucinaciones). E incluso se atreve con la ya pasada moda del terror nipón y utiliza muchos conceptos y referencias a cintas ya clasicas como “
The Ring” (1998) o “
Ju-on La Maldición” (2002). Dicho así la película puede parecer un refrito y no lo es. Pero tampoco es algo muy original. Se limita a ser correcta. Con buenas interpretaciones de
Virginia Madsen, el siempre efectivo
Elias Koteas o el chaval protagonista,
Kyle Gallner . Algunas secuencias muy logradas (esas sesiones de espiritismo y ectoplasmas son algo muy potente). Y poco más. Quizas el director no le imprime el nervio que la historia requiere, “
Exorcismo en Connecticut” aún así no defraudara a los aficionados a estos temas que tengan ganas de pasar un buen/mal rato.
